El interés de los economistas por el mundo de la cultura no
es de ahora. Lo que sí se puede afirmar es que desde la década de 1960 se han
acercado con mayor rigor al arte y a la cultura como objeto de estudio,
utilizando las herramientas del análisis económico, dice, Jorge Kalil, Director
del Instituto de Investigación INFOCSI de la Facultad de Ciencias Económicas
(UCSG).
“Hoy existe una subdisciplina o área especializada, la
economía del arte o más en general, la economía de la cultura. Su aparición
como campo de aplicación de la ciencia económica es reciente; la obra que le
dio origen data de 1966: Performing Arts: The Economic Dilemma. Sus autores,
Baumol y Bowen, observaron un dilema económico que luego se llamó “enfermedad
de los costos”, propio de las artes escénicas (teatro, ópera, danza), y que
llevó a una prescripción de política: el Estado debe subsidiar esas
actividades. Ese artículo analiza la configuración y delimitación de la
economía de la cultura. Si bien los vínculos entre economía y cultura parecen
lejanos, se pueden integrar en un marco común pues la naturaleza del valor
cultural es la piedra angular de la relación entre economía y cultura, en el
plano económico y en el socio-cultural”, expresa Kalil.
Sobre el tema de las frecuencias y costos de las artes
escénicas en Guayaquil, explica el economista: Primero, que los salarios de los
artistas e intérpretes aumentan más lentamente que los salarios en general.
Segundo, que la mayor parte de los costos totales (entre el 70% y el 80%) de
las artes escénicas corresponden a los salarios. Tercero, que los costos
totales de las artes escénicas muestran un aumento constante a través del
tiempo, superior a los costos de producción de la economía en su conjunto.
Para que exista mayor frecuencia y participación del
público en el consumo de las artes escénicas, tiene que haber mayor oferta y
demanda de obras, sean estas de teatro, musicales, danza, pictóricas etc;
muchas veces la baja asistencia a las obras de teatro no obedece a que las
artes fueran un bien de lujo admirado por un estatus socioeconómico superior,
sino que la escasa educación en artes de la población es la que impide
entender, apreciar y disfrutar del espacio escénico en toda su expresión.
El Director de Eventos de la Casa de Cultura, Antonio
Santos, indicó que “actualmente el actor, el músico, el que danza tiene que
tener dos actividades para subsistir. Es uno de los motivos por el cual los actores hoy en día
buscan sobresalir primero en la televisión o tener una academia para sobresalir
en su profesión”.
Este actor, declamador, poeta y
gestor cultural lleva 60 años de carrera dedicada al arte, considera que siempre ha luchado “porque el arte debe ser para el
pueblo, pero con el debido respeto que se merece. Quiero que el propio público
le dé la misma importancia que se merece”. “Porque hay tantas páginas de
deportes en los diarios y de teatro no. ¿Acaso la literatura y las cosas del
alma no tienen el mismo derecho? Eso me ha molestado toda mi vida. ¿Por qué
nosotros tenemos que ir al estadio a ver a un deportista y ellos por qué no
vienen a un teatro a vernos a nosotros? ¿Por qué?” expresó santos. Con Respecto
a la frecuencia y costos dijo que “la Casa de la Cultura siempre tiene las
puertas abiertas para todos los grupos de artes escénicas que deseen mostrar o
exponer una presentación y que los costos de alquiler de los auditorios no son
altos, es decir que se puede llegar a un acuerdo si es para una actividad
universitaria donde los estudiantes puedan cobrar por la actividad que se
encuentren realizando y obviamente destinar un 10% para mantenimiento de la
sala; Si pertenecen a grupos de teatrales, musicales o de danza y desean
alquilar una sala, el costo de alquiler es de $200”.
Indica además que la planificación de una obra toma su
tiempo porque primero el grupo tiene que ensayar y coordinar todos los detalles
para su presentación además de revisar la puesta en escena que va a utilizar.
El tiempo de duración de una obra puede ser de 3 días hasta de 2 semanas porque
si se extiende demasiado la presentación se pierde la atención del espectador.
En la ciudad existen obras teatrales que van desde $3 hasta
$20, asimismo hay espectáculos de danza y obras musicales donde sus precios
oscilan entre los $20 hasta los $80 dependiendo del lugar donde se esté
mostrando la escenificación, un claro
ejemplo es el nuevo escenario de teatro “Sánchez Aguilar”, ubicado en
Samborondón.
Subiéndose y bajándose de los
buses que cubren la ruta Guayaquil-Durán, encontré a Jorge Heredia, el junto
con otros compañeros comparten un “sketchs” a los usuarios de la línea 81 y se
ganan así un par de centavos para llevar el pan de cada día a sus hogares.
El artista callejero dijo que “En Guayaquil, conviven
varias tendencias teatrales: el teatro hecho para entretener exclusivamente,
otra vertiente son los espectáculos que atraen a la personas por su factura de
producción y elenco, comúnmente con entradas costosas para la media y que se
consumen en dos o tres presentaciones, existe también el teatro de grupo donde
la obra que se produce demanda de un trabajo de creación más prolongado y su
objetivo no es exclusivamente el rédito de taquilla, el teatro de
improvisación, el teatro laboratorio y el teatro universitario. En los últimos
años también se ha ofertado el “circo” como un buen negocio haciendo saltar los
“Sketchs” y personajes de la televisión como parte del espectáculo circense o
en discotecas. El teatro en la calle que comúnmente es marginal entonces es ahí
donde Habría que preguntarse ¿Qué espectáculos son realmente Teatro en su
sentido artístico?; los temas que trabajamos son diversos también, aunque en la
mayoría de los casos el humor es la vía más utilizada”. Otros, artistas del
humor callejero como Luis y Roberto comparten la misma expresión que su
compañero.
“No sé si ha perdido “fuerza”, creo
que la explosión mediática y comunicacional contemporánea, ha hecho que las personas
accedan y consuman rápidamente otras expresiones, pienso que el Teatro si bien
no es masivo, se mantiene por la necesidad del ser humano de comunicarse
íntimamente y no exclusivamente virtual”, dice Heredia.
La temporada buena dicen que es
“cuando calienta el sol en la playa y en las fiestas julianas y octubrinas”
porque es ahí en pleno anochecer cuando la gente sale a caminar en familia por
el malecón donde ellos hacen la ronda de la diversión y les brinda una buena
oportunidad de ganancia.
Si existiera mayor difusión en los
medios de comunicación probablemente el público se interese más en acudir a los
diferentes escenarios de Artes Escénicas que hay en la ciudad y de observar por
lo menos una obra al mes; un anuncio publicitario en prensa o televisión son
costosos al igual que alquilar un escenario como por ejemplo el Teatro Centro
de Arte, que cuesta por lo general $3 500 dólares y ese costo no les permite a
los diferentes grupos de actuación que tiene la ciudad de poder mostrar una
obra. Las temporadas de teatro, danza, exposiciones de cuadros pictóricos entre
otras artes escénicas tienen una duración corta en la ciudad mientras que en
otros países los espectáculos tienen mayor tiempo de exposición por la gran
acogida que tienen las obras.
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